miércoles, junio 28, 2006

Algo don

La puerta cerrada por fuera y por dentro él mismo iba cerrando las puertas que le trataban de abrir. Con la misma soberbia emanada de la vida cuando se vive, él mismo se arrancaba de sí como un luto antiguo. Y más que tarde, avisó rápido a la letra ese ímpetu que se enreda entre el pulso y el ritmo, no como sinónimos sino como amantes de una carne ya avisada. Y allí ya se veía como labio entre dentaduras soberanas, en bocas que blasfeman lo mismo que son capaces de amar, imantando todo lo que se puede tocar y vistiéndolo de humedad para hecer tono con lo fauno. Alli te encontré, por la esquina única que las noches acostumbran rozar, pues cuando lo sereno se desgarra en el contexto de la piel, a veces eres llamada como a una multitud, pero sólo tú, como a una multitud te provoco, pero para que vengas sola y me destierres de la mi compañia soliloquia, como una multitud. No te pido luchas justas, mátame bastante y con sobra, dale a la empuñadura una horda hambriento, no una tizona pulcra. Convoca lo hostil que resulta la ternura entre torceduras y acodamientos, convoca a la rotura misma a nuestras junturas, invoca al desgarro para nuestros tendíneos instrumentos orquetados por una solo receptor que (puede/y-lo-hace) lo mismo residir en la intersección de las lenguas que en un midriasis de un tiempo. Invitadas todas las cicatrices, todas las criptas llenas de vida, los senos despiertos, lo lancinante de un movimiento escarpado también; los cuellos y sus torsiones hacia posterior, el languidecer en medio de la escena y el hacer sentir miedo de volver al comienzo.
Fuera de la puerta un par de dioses mediocres y tuertos, jugando a castigar primaveras.
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Y alguien cree jugar a buscarme?
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Quién va a la nube para beberla?
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de la corriente bebo el agua, no se busca a quien se tiene por encontrar.



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viernes, junio 16, 2006

Ste(o)p

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Prendido al misterio, callóme de golpe un siguiente:

seducir es el homólogo del triunfo,

cuando se logra ya no queda más por hacer.

Yo queda nada, ni la duda. Límite nada más.


Luego emergióme sin golpe lo que viene:

hubiese visto muchas cosas si el freno me hubiese invadido.

Qué quedaría entonces si obedeciera el estacionar?

Me quedaría vivir, y en esas artes no he sido nunca ducho.


Entonces me despiertan las fábulas de los límites

y lo cuestionable del placer que es llegar-encontrar-resolver

un afan cuasi mateático de amarrar hipótesis nulas.

Y así el step frente al stop sólo abundan alazanes de negación.

Taurina fuerza de una pequeña sombra,

sutil la encrucijada anatómica;

zumo hormonal de grito a medias.


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Un epicúreo se balanceaba....

dos afroditas se delaitaban...

Un hombrecito se reinventaba,

sobre la tela de la luna.

Como veían que se extinguía,

fueron a arrimar las soledades.

Dos coxales,

tres diámetros,

cuatro caminos.


de en


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Búh

domingo, junio 11, 2006

De un salto en tu sentido

Saltar y quedar debajo del cielo,

ese mismo cielo, el que no conocemos.

El cielo tuyo solo y a veces mio contigo.


Sacar la historia de las prendas sucias

sacudirlas contra el tiempo

tal si el mismo tono oscuro, ese mismo, ése.

Del contraste de tu rostro lleno.

Ese aval de Dios que es nocturno y dos lunas.




Noche tan de noche




Y puede que sin saberlo

esté presente en otros yo mismo.

Pues el que acaricia el campo

no es sólo el viento, también la cordillera, la rampa de humedad.

Árboles del patio ajeno también.

Esa parte del todo convocada a la suerte,

se irá también el nombre que olvidarás pronto.


Te lloveré hoy mismo por madrugada.

Esa parte mía que sólo nunca te amarre en historias.


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Karicia

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Ya que el agua tomó alas

para luego caer y recorrerte.

Tú por parte, escondes y escampas

otorgando murallas por candor.

Y como más fluido un solo amor

que no conoce carne ni quiere ruinas futuras

más que cosechar ese rocío el tuyo vientre;

ese néctar y flor que ya dos soles anticipan

bajo la oscuridad más clara que te ha podido coronar.


Tenue tú también

que la letra tanto que acerca

la misma gota se vuelve, la que no te toca.

Y es amiga del no, también.



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