mediste, no me diste

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Te miré a los ojos,

miraste una imagen a través de mí.

Hiciste notar que te agradaba mi camisa,

No te hice notar que quería desnudarte.

Mediste tus palabras para no decirme nada,

medí tus piernas proyectándolas en cinco de mis cuartas.

No me invitaste a degustar la noche,

acudí de noche a des gustarme para que vieras,

que lo que ves

no es

aquí

sino

que es

a través

de la camisa,

alrededor de tus piernas,

y que las formas de habitar la noche

vienen siendo escritas hace más de dos mil años

y aún elegimos - por no arriesgar - la menos humanas,

y así, las que traen imágenes y añoranza de lo a qué vinimos

y terminamos odiando, por carecer, los ojos;

en un gesto de botar el sofá


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