jueves, mayo 11, 2006

No hay trapiche que a mi sueño




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Los consortes en el tiempo se me han revelado.

Pueden ir desde un patio de San Carlos, hasta un caballo montado en un resorte con límite de edad a medio camino entre Bulnes y Florida.

Será entonces la digestión seleccionadora de las aves la que marque qué semilla, qué vuelo, qué suelo, qué lluvia, qué melodía en crecer y cuánto se ha de seguir en semillas repertiéndose.


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Gris el día, negra la noche.

Dónde será el blanco? Será que ya me crié?


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