martes, diciembre 20, 2005

El paisaje y los curanderos







L



Cigarra y canto pupila,

el don ya no tiene nombre y todos como un tañil.

Azur y colores sin fin por la matutina atenta

y los párpados ya no amasan las horas ni se caen de niños.


Las manías circulares y las rondas de punteras se alejan de otros,

no recorre la tundra ni el bajo. Valle el del vivo.


Quiere la señora o no quiere, que es lo que escribe.

El verso muerto y el que lo llora su amo.


Todo lo mío se ha cantado, pero poco en danza dibujado.

Cuánto vive el solo sin los suyos y desarma el colibrí,

el de mil años en fe y curanderos enfilan el paisaje.


Amar en sonidos, crecer en sabores, creer en el olfato;

en cada oeste reinventado, todo el sur en tu mano.

Mis penas en la otra,

la calma en cinta trona mi noche.

La cima en cantos llora el derroche.

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